El oro ha vuelto a brillar en 2025 e invertir en oro es el objetivo de muchos inversores tras su meteórica subida.
Un entorno envuelto por la incertidumbre geopolítica, la debilidad del dólar, las expectativas de nuevas bajadas de tipos de interés o el incremento de la inflación tras los aranceles impuestos por Donald Trump al comercio mundial han impulsado al oro hasta alcanzar sus niveles máximos, superando los 3.500 dólares por onza con una subida de más de 34% en el año.
Este buen comportamiento del metal precioso y un escenario de incertidumbre ha generado un gran interés por parte de los inversores para incluirlo en sus carteras. El oro está considerado como activo refugio por actuar de cobertura ante el incremento de la inflación. Sin embargo, la demanda de oro puede estar motivada por un interés que va más allá de la búsqueda de refugio ante la volatilidad del mercado, como puede ser también una estrategia de diversificación y descorrelación de la cartera, o incluso pura especulación con la materia prima. Por tanto, a la hora de valorar la inclusión del oro en las carteras, es esencial tener claro cuál es el objetivo de esta inversión, para elegir el producto adecuado según sea nuestra prioridad: seguridad, diversificación o rentabilidad.
Oro como activo refugio
Para inversores que buscan el oro como activo refugio, la solución más directa y pura es un ETC que replique físicamente el precio del oro. Este instrumento ofrece una exposición 1:1 a la evolución de la materia prima, con una correlación mínima con la renta variable y una volatilidad generalmente más contenida que otras alternativas. Sin embargo, debe tenerse en cuenta su naturaleza como producto complejo, lo que implica limitaciones desde el punto de vista regulatorio, solo puede comercializarse bajo petición expresa del inversor a su entidad financiera.
Oro para diversificar la cartera
Por otro lado, quienes buscan diversificación o una exposición parcial al oro dentro de una cartera más amplia pueden recurrir a fondos mixtos con un componente limitado en metales preciosos. Por normativa UCITS, estos fondos no pueden invertir directamente en materias primas físicas más allá de un 10 % del patrimonio, por lo que su correlación con el oro es baja y su exposición es indirecta. Aun así, pueden contribuir a la diversificación global de la cartera y ofrecer cierta estabilidad en contextos de mercado adversos.
Oro con objetivo rentabilidad
La tercera vía, para aquellos perfiles centrados en la rentabilidad y con mayor tolerancia al riesgo, la mejor vía es invertir en fondos centrados en mineras de oro. Estas compañías están correlacionadas con la evolución del oro y presentan una mayor sensibilidad los movimientos de la materia prima, con movimientos mucho más pronunciados tanto al alza como a la baja. Sin embargo, su comportamiento no está ligado exclusivamente a la materia prima, sino que, también está condicionado por factores propios de la renta variable, como los beneficios empresariales, regulación, los costes operativos o la geografía de sus activos.
La oferta actual de productos vinculados al oro está marcada por importantes restricciones normativas y diferencias estructurales según el objetivo de inversión que pretenda el inversor. Por ello, es especialmente importante ajustar estos productos a los objetivos específicos para los que nos planteamos la inversión. Es importante que conozca antes de realizar su inversión que no existe una única manera de invertir en oro y que el perfil de riesgo y la expectativa de comportamiento futuro de cada producto son sustancialmente distintos.