En el mes de agosto los principales mercados financieros volvieron a tener un buen comportamiento. La temporada de resultados empresariales concluyó con cifras muy positivas, especialmente en Estados Unidos. En Europa, los datos publicados en agosto confirman que la economía de la zona euro creció un 2,8% interanual en el segundo trimestre, apoyada en la recuperación de la producción industrial y en sectores como los bienes de equipo.
Los indicadores adelantados de agosto refuerzan esta visión de mejora a nivel global. En Estados Unidos, el índice manufacturero alcanzó los 53,3 puntos, su nivel más alto desde 2022, mientras que el índice compuesto, que refleja la actividad total de la economía, se situó en 55,4 puntos. Ambos permanecen claramente por encima del umbral de 50 puntos, señalando expansión económica. A ello se suma una inflación contenida, próxima al objetivo de los bancos centrales.
Sin embargo, este escenario favorable ha llevado a que las valoraciones bursátiles globales se sitúen en niveles exigentes. Por ello, y pese a la solidez de los fundamentales, tras el buen comportamiento de los mercados en los últimos cuatro meses hemos optado por realizar una ligera recogida de beneficios en renta variable, redirigiendo parte de la exposición hacia activos más defensivos, como el crédito de alta calidad.
De esta forma, mantenemos una visión positiva, pero a la vez prudente, reforzando la estabilidad de las carteras en el corto plazo y preparando el terreno para beneficiarnos de posibles mejoras en un futuro.
Seguimos atentos a los factores macroeconómicos y geopolíticos, con el objetivo de adoptar las decisiones oportunas en función de su evolución.