En abril de 2025, los mercados mostraron una alta volatilidad, especialmente en EE. UU., debido a factores geopolíticos y económicos. Pese a ello, hubo señales de recuperación parcial, destacando la resiliencia de Europa gracias a estímulos fiscales y al repunte de sectores cíclicos. Mientras tanto, la renta fija se fortaleció como refugio ante una inflación contenida y un leve aumento del desempleo en EE. UU., lo que alivió la presión sobre los tipos de interés.
A nivel sectorial, los sectores de energía y salud fueron los más afectados por una caída en las previsiones de crecimiento. No obstante, los mercados en Europa y EE. UU. recuperaron una parte importante de las correcciones previas. Los resultados empresariales del primer trimestre, aunque partían de expectativas más moderadas, superaron lo previsto y brindaron cierto apoyo a los mercados.
En este escenario de volatilidad, se mantiene una estrategia prudente, priorizando carteras diversificadas. Se aconseja evitar decisiones impulsivas, revisar posibles sobreexposiciones a la renta variable estadounidense y al dólar, y considerar la inclusión de activos no correlacionados, como los privados, para reforzar las carteras a medio y largo plazo.