Ni Trump frena el apetito por la renta variable

Tribuna de Marta Dïaz-Bajo en Cinco Días

Los ahorradores españoles vuelven a ser la excepción: siguen alejándose de la bolsa, incluso con un Ibex en máximos

La industria global de fondos y ETFs no deja de crecer, impulsada por un tipo de inversor más estable que el que opera directamente con acciones. Ni siquiera en abril —mes marcado por el anuncio de aranceles generalizados en el tristemente célebre 2 de abril, bautizado por Trump como “Día de la Liberación”— dejaron de entrar flujos en fondos de renta variable. Ese mes entraron 36.000 millones de dólares en este tipo de fondos, el equivalente al valor de mercado de Telefónica, Santander y Repsol juntos.

Lloraría de alegría al ver que, en ese mes, también ha entrado dinero en fondos de renta variable de gestoras españolas. Sin embargo, el dato que realmente me entristece es que, en un año, nuestra industria ha pasado de tener un 20% del patrimonio en esta categoría a solo un 16%. Ni siquiera la subida del 20% en el Ibex ha animado a los ahorradores españoles a invertir en bolsa. Así, lejos de acortar la brecha con los inversores internacionales —que mantienen un 62% de su patrimonio en fondos puros de renta variable, según datos de Morningstar—, el ahorrador español sigue alejándose de la bolsa.

Más allá de los depósitos y de los inmuebles

Conociendo estos datos, al ver la publicidad de una entidad financiera que proclama: “Hay vida más allá de la bolsa” para animar a los españoles a invertir en compañías privadas, pensé que en este país captarían más atención con algo como: “Hay vida más allá de los depósitos” o “Hay vida más allá de los inmuebles”.

Según datos del Banco de España sobre la riqueza de los hogares, los activos inmobiliarios son el principal componente del patrimonio familiar. Sin embargo, los activos financieros —excluidos los depósitos bancarios— tienen un peso mucho mayor en las familias más adineradas. Así, el 26% de la riqueza del decil más rico está invertido en acciones, fondos de inversión y bonos, mientras que los hogares fuera del 30% más acomodado apenas destinan un 5% de su patrimonio a valores o fondos.

 En abril entraron 36.000 millones de dólares en fondos de bolsa, el equivalente al valor de Telefónica, Santander y Repsol juntos

Esta escasa inversión en activos financieros ha restado mucha riqueza a las familias españolas por puro lucro cesante. Y es una pena, porque invertir en fondos no requiere grandes cantidades: se puede empezar con importes muy pequeños. En ese sentido, es una forma de inversión mucho más democrática que la compra de inmuebles. La mayoría de los fondos se pueden suscribir desde unos pocos euros, y además permiten diversificar tanto los activos como el momento de entrada, lo que los hace accesibles para cualquier nivel de patrimonio.

Además de los factores culturales, uno de los principales problemas en España es que el asesoramiento financiero proviene, en su mayoría, de entidades bancarias. Aunque muchos critican que los bancos tienden a recomendar productos de sus propias gestoras, considero que el verdadero problema radica en la falta de un asesoramiento adecuado.De otro modo, no se explicaría la escasa —y cada vez menor— inversión en renta variable por parte de una población cuya esperanza de vida sigue aumentando.

Invertir en mejorar el asesoramiento

Explicar a un ahorrador que debería invertir parte de su dinero en acciones, o bonos con alto rendimiento, en función del plazo en que realmente vaya a necesitarlo es, a priori, más complejo que ofrecerle un fondo con un objetivo de rentabilidad. Pero si esa rentabilidad objetivo no supera inflación lo que garantiza es la descapitalización. Pero como la excusa es que “es lo que se demanda”, pues adelante: sigamos recetando antibióticos para tratar un virus.

Creo que ese esfuerzo reportaría mayores beneficios a largo plazo no solo a los clientes, sino también a las propias entidades. Y dado que entre las diez mayores gestoras españolas, nueve pertenecen a bancos y una a una aseguradora, quizá les convendría repensar su estrategia: al fin y al cabo, cuanto más rentable es el producto, mejor resiste el margen. Y del 16% al 62% en fondos de renta variable… hay mucho margen.

Estoy convencida de que invertir en mejorar el asesoramiento tiene más futuro que innovar en productos. Si el cliente está mal “perfilado” y no recibe un buen asesoramiento, le irá prácticamente igual de mal en un fondo perfilado que en una cartera de gestión discrecional. El problema no está en el vehículo, sino en el asesoramiento. Y la solución, también.

 

Fondos de renta variable y asesoramiento

¿Es fácil mejorar el asesoramiento bancario? Podría ser sencillo, los principios de inversión que funcionan —y que llevan décadas contrastados— no son física cuántica: son fáciles de entender. No son una ciencia exacta, sino más bien una ciencia social, pero con ejemplos y estadísticas claras es relativamente fácil ayudar al inversor.

Hace unas semanas, un cliente preocupado por su exposición a renta variable me dijo: “Marta, es que si invierto en bolsa tengo una probabilidad de ganar un 10% de media, pero también puedo perder hasta un 40% en un año. ¿Quién mantendría esa inversión sabiendo eso?”. Y le respondí: mucha gente. Y tú, si eres listo, también lo harás. Porque lo que importa es mirar estadísticas coherentes con tu horizonte temporal —y el tuyo es de más de 30 años—. A ese plazo, la rentabilidad media de la bolsa ha sido del 10%, y no hay registros de pérdidas en carteras con un 60% en renta variable y una buena diversificación, como la tuya. Y, como era listo, no vendió y luego subió.

Pero como reza el título de un libro que veo cada día en la mesa de un compañero: que sea sencillo no significa que sea fácil.

Marta Díaz- Bajo, socia directora de Estrategia en atl Capital en Tribuna de los Fondos en Cinco Días

 

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